lunes, 1 de enero de 2018

La Parashá del Rebe: Shemot



Shemot / Exodo 1:11 Pusieron sobre él oficiales de tributos, para oprimirlo con sus cargas. Y edificó ciudades de tesoros para faraón: Pitom y Ramsés. 

Ciudades de tesoros 

 Estas ciudades se desmoronaban constantemente y debían ser reconstruidas todo el tiempo (Sotá 11a). Esta afirmación Talmúdica se basa en la palabra MiSKeNot (מסכנות, tesoros), que connota tanto SaKaNá (סכנה, peligro) como MiSKeN (מסכן, pobre). 

La persona debe construir su hogar sobre un cimiento de sabiduría: la sabiduría de la Torá (Likutey Moharán I, 266; Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #60). 

De lo contrario, deja su casa espiritualmente pobre y en peligro de colapso espiritual. Pero cuando construye su hogar con sabiduría, crea una “ciudad de tesoro” espiritual. 

 2:3 Pero no pudiendo ocultarlo por más tiempo, tomó para él una canasta de juncos y la calafateó con asfalto y con brea; y colocando en ella al niño, la puso en un cañaveral, a la ribera del río. 

Colocando en ella al niño, la puso en un cañaveral, a la ribera del río. 

El pecado de Adán -la simiente emitida en vano- fue la principal causa del Diluvio (ver Nidá 13a). El Ari explica que la rectificación de ese pecado comenzó con la esclavitud en Egipto. 
Los niños judíos que fueron arrojados al río eran la reencarnación de aquellos que murieron en el Diluvio y su sufrimiento expió por sus pecados anteriores (Shaar HaPesukim,Shemot). 

 También Moisés fue arrojado al río. Pero dado que estaba destinado a redimir al pueblo judío, fue salvado y, gracias a él, también los otros fueron salvados. Ello se debió a que la misión de Moisés en la vida fue redimir a los judíos, como encontramos a lo largo de toda la Torá. Además, vemos que Moisés fue rescatado por la hija del faraón, quien le dio el nombre de Moshé, significando “aquel que fue tomado de las aguas”. MoShéH (משה, Moisés), que tiene el valor numérico de 345, representa la redención; él elevó a los judíos desde el ShMaD (שמד, destrucción), que es numéricamente equivalente a 344, hacia el RaTzÓN(רצון, Favor Divino), que es numéricamente equivalente a 346 (Likutey Moharán I, 215). 

También la hija del faraón fue elevada desde la idolatría hacia el favor y fue gracias a Moisés que se convirtió al judaísmo (Likutey Halajot I, p. 268). 

 2:14 A lo que respondió: “¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Acaso piensas matarme a mí como mataste al egipcio?”. Por esto Moisés tuvo miedo y dijo: “¡Seguramente se ha conocido el motivo!”. Seguramente se ha conocido el motivo 

El conflicto y la disputa producen el exilio (Likutey Halajot II, p. 184). Cuando Moisés vio a Datán y Aviram peleando, comprendió por qué los judíos estaban sufriendo en el exilio. La disputa indica un sentido pervertido de la justicia y la justicia corrompida genera el exilio. La verdadera justicia, por otro lado, lleva a la paz (ibid., VII, p. 24). 

3:5 Y Él dijo: “No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que estás, es tierra Santa”. Todo aquel que desee alcanzar una revelación de la Divinidad, como hizo Moisés, deberá deshacerse de todos los deseos materiales. El cuerpo es comparado con el calzado porque el cuero, cuando se trabaja, se vuelve muy blando y apto para conformar una vestimenta. Aun así, no siempre es purificado totalmente: es posible que aún le quede algo de mal olor. Sólo las clases de cuero que han sido trabajadas una y otra vez en las curtiembres estarán libres de olor. De la misma manera, hay Tzadikim que han conquistado sus deseos materiales, haciendo de sus cuerpos receptáculos adecuados para la Divinidad. Pero también hay Tzadikim, como Moisés, que trabajaron más aún sobre ellos mismos y lograron descartar completamente su corporeidad (Likutey Halajot III, p. 36). 

3:13 “Pero Moisés le dijo a Hashem: “He aquí, yo iré a los hijos de Israel y les diré: “El Elohim de sus padres me ha enviado a ustedes”, y cuando ellos me pregunten: ‘¿Cuál es Su Nombre?’, ¿Qué les diré?”. ¿Cuál es Su Nombre? La gente está siempre diciendo, “¡Oh, Hashem mío!”. Pero, ¿qué significa esto? Uno debe realmente conocer a Hashem y a Su Nombre para reconocerlo y servirlo (Likutey Halajot I, p. 444).

No hay comentarios:

Publicar un comentario