domingo, 7 de enero de 2018

La Parashá del Rebe: Vaerá



Shemot / Exodo 6:3 “Yo aparecí a Abraham, a Itzjak y a Iaacov, como El Shadai, pero no les revelé Mi Nombre IHVH”. 

 No les revelé Mi Nombre IHVH 

 Cuando la conciencia está en el exilio, el habla (que es la expresión de la conciencia) también está en el exilio. Entonces es muy difícil reconocer a Hashem y, como resultado, la compasión de Hashem se mantiene oculta de la persona (Likutey Moharán I, 56:7). 

6:14 Éstas son las cabezas de sus familias. Los hijos de Rubén, el primogénito de Israel: Janoj, Palú, Jetzrón y Karmí. Éstas son las familias de Rubén. Éstas son las cabezas de sus familias 

“Las cabezas de sus familias” es una referencia a los Patriarcas (Likutey Moharán I, 13:4). 
Esas “cabezas” están asociadas con los portales de la santidad, como en el versículo “¡Portales, levanten sus cabezas!” (Salmos 24:9). Cuando invocamos el mérito de los Patriarcas, levantamos los portales de la fe y de la santidad (Likutey Moharán I, 57:8)

7:20 Y Moisés y Aarón hicieron así como les había mandado Hashem; pues levantó la vara y golpeó las aguas que había en el río, a vista del faraón y de sus siervos y se convirtieron todas las aguas del río en sangre. Se convirtieron todas las aguas del río en sangre 

La sangre representa los juicios, pero el agua también representa los juicios. Pues el agua no sólo le trae bendiciones y abundancia al hombre sino que también puede ser un instrumento de castigo (tal como Hashem que ahogó a la malvada Generación del Diluvio, o como los tsunamis, tormentas torrenciales, inundaciones y demás). Debido a su maldad, los egipcios despertaron el juicio hacia ellos y el agua que normalmente les traía bendiciones y abundancia se transformó en sangre, un vehículo del juicio (Likutey Halajot IV, p. 40a). 

9:29 Y Moisés le dijo: “Cuando salga de la ciudad, extenderé mis palmas hacia Hashem y los truenos cesarán y no habrá más granizo; para que sepas que la tierra le pertenece a Hashem”. 

Extenderé mis palmas hacia Hashem Debido a que la ciudad estaba llena de idolatría, no era un lugar apto para elevar una plegaria a Hashem. Por lo tanto Moisés tuvo que salir de allí para poder orar (Likutey Moharán I, 7:1). 
También nosotros debemos huir de lugares y de situaciones de idolatría y de inmoralidad para poder orar con todo nuestro corazón.

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