miércoles, 6 de septiembre de 2017

LOS PUNTOS BUENOS



Juzga a todos favorablemente (Avot 1:6). Esto promueve la paz (Rashi). .Aquel que juzga favorablemente a los demás también él es juzgado favorablemente (Shabat 127b)


Hashem mira siempre lo bueno. Aunque haya cosas que no lo sean tanto, – sólo busca el bien. 

Cuánto más debemos nosotros entonces evitar concentramos en las faltas de nuestros amigos. ¡Estamos obligados a buscar sólo lo bueno, siempre! (Likutey Moharan II, 17). 

                                             ¡AZAMRA! 


Enseña el Rebe Najmán: Debes saber que es necesario juzgar a toda la gente de manera favorable. Aun en el caso de un gran pecador, debe buscar hasta encontrar algo bueno en él, algún pequeño aspecto en el cual no es pecador. Haciendo ésto, se lo eleva y se lo coloca prácticamente en el lado del mérito. Y de esta manera puedes traerlo de retorno hacia Hashem. 


Esto puede deducirse del siguiente versículo: “Porque un poco aún y el pecador no será; y te fijarás en su lugar, y él no estará allí” (Salmos 37:10). Si encuentras aunque más no sea un poco de bien, entonces el pecador ya no lo es, no es más culpable; búscalo en su lugar y él ya no está allí, sino que ahora se lo puede encontrar en el lado del mérito (Likutey Moharán I, 282)


De esta manera comienza la lección del Rebe Najmán conocida como ¡AZAMRA! Probablemente esta sea la lección más importante de todo Likutey Moharan y es la única sobre la cual el mismo Rebe aconseja: “¡Anda siempre con esta enseñanza!” ¡Recuérdala y practícala siempre! ¿Y por qué es tan especial el mensaje de esta lección? 


La facultad de juzgar es una de las herramientas más poderosas del hombre. Si supiésemos cuán potente es, de seguro seríamos más cuidadosos en su utilización. Enseña el Rebe, en otra parte, que juzgar a los otros puede destruir el mundo. 


Si una persona encuentra una falta en otra, este juicio la puede condenar (Likutey Moharan I, 3). ¡Piénselo! Su evaluación, su opinión y su juicio respecto de los demás tiene el poder tanto de elevarlos como de degradarlos. El problema estriba en que la crítica surge fácilmente. Demasiado fácilmente. Siempre podemos encontrar fallas en lo que los otros hacen o dejan de hacer. 


No es difícil encontrar motivos ocultos hasta en el más meritorio de los actos. Y ésto es cierto especialmente cuando escuchamos calumnias. Entonces, todos saltan al tren, condenando al ofensor por sus faltas. Debemos comprender que cada palabra dicha respecto de otra persona es, de alguna manera, una forma de juicio. Si en nuestro juicio encontramos los puntos buenos y nos concentramos en lo positivo, podemos hacer que el mundo, todo el mundo, se incline hacia el lado del mérito y lo valioso. Pero, también lo contrario es verdad. 


Al juzgar a los demás, si encontramos fallas y nos concentramos en lo negativo, podemos llevar al mundo, a todo el mundo, hacia la falta de mérito y valor. Es por ésto que debemos tratar siempre de buscar lo bueno en los demás, inclusive en la peor persona que conozcamos. Tal énfasis sobre sus rasgos positivos lo afectará debido a que, tal como dijo el Rebe Najmán, nuestro juicio favorable “de hecho lo eleva hacia el lado del mérito.” 


Luego de la publicación de su Likutey Tefilot (Colección de Plegarias), sus seguidores le sugirieron a Rabí Natán que debería ser conocido como el Señor de la Plegaria (tal como el personaje principal de la doceava historia del libro Rabbi Nachman ‘s Stories, titulada “El Señor de la Plegaria.”) Rabí Natán contestó: “El Señor de la Plegaria es el Rebe Najmán. 

Si yo fuese considerado como uno de los hombres del Rey, sería el Bardo, el cantante de alabanzas. ¡Y ésto es así pues puedo llegar a encontrar mérito incluso en una persona que haya transgredido 800 veces toda la Toráh!” (Siach Sarfei Kodesh I-591). 

                          INCLUSO NUESTROS ENEMIGOS 


No juzgues a tu compañero hasta no estar en su lugar (Avot 2:5). Juzgar a los demás de manera favorable se aplica no sólo a los pecadores, sino también a nuestros enemigos, aquellos que podrían llegar a hacernos daño. En la mayoría de los casos, la enemistad entre dos personas surge de pequeños celos. Puede ser que yo esté celoso de mi compañero porque él tiene más o ha logrado más que yo o bien él envidia lo que yo tengo o lo que he logrado. No somos iguales en el ámbito de los celos. De serlo, no habría razón alguna para la envidia. Y de hecho, yo debo elevarme a su posición o, si él se encuentra en un nivel inferior al mío, debo elevarlo a él y hacerlo mi igual. ¿Cómo? Fácilmente, juzgándolo de manera favorable. Entonces, cuando no existan más las diferencias entre nosotros, no habrá lugar para los celos y nada por lo cual pelear (Likutey Moharan I, 136). 


A primera vista, este concepto puede ser algo difícil de aceptar. No puede negarse que los celos son una emoción muy destructiva cuyos efectos pueden ser tremendos. La envidia es la madre del conflicto. Pero, por el contrario, juzgar a una persona de manera favorable puede traer armonía. 

Buscando siempre los puntos buenos en los demás, juzgándolos como meritorios y concentrándonos en sus virtudes, podemos eliminar el ciclo de enemistad y conflicto. Y, si en lugar de aferramos a nuestra cómoda opinión y de ser posesivamente protectores de nuestras cosas y logros, le otorgamos a la otra persona el beneficio de la duda, podemos modelar una vida mucho mejor y más pacífica, para nosotros y nuestras familias. 

                               Y NOSOTROS MISMOS 


“Muy bien” diría usted. “Entonces juzgaré a mi prójimo de manera favorable. Puede ser que él sea una buena persona. La verdad es que no conozco sus verdaderas motivaciones ni aquello que lo lleva a actuar de la manera en que lo hace. Pero no puedo decir lo mismo de mí. Yo conozco qué es lo que me motiva. Y créanme, no hay forma, ni manera alguna en que yo pueda decir honestamente que también yo soy una buena persona.” Mucha gente tiene esta manera de razonar. Incluso hay personas que aunque en su aspecto exterior parecen seguras y positivas respecto de ellas mismas, cuando se las apura, admitirán que encuentran difícil juzgarse de manera favorable. 


Se conocen muy bien a sí mismas y es muy posible que su autoevaluación sea acertada. Puede ser que sus buenas obras estén motivadas por el deseo de fama y fortuna. Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿Será correcta su conclusión, su creencia en que no son una buena persona? El Rebe diría: “¡No!” 


                                          ¡AZAMRA! 


 Enseña el Rebe Najmán: También debes encontrar los puntos buenos dentro de ti. Debes estar siempre alegre. Puede ser que al examinarte no encuentres ningún punto bueno con el cual alegrarte, ni Toráh, ni mitzvot, ni actos buenos, etc. No debes permitirte entonces caer en la depresión. En lugar de ello, continúa buscando algún acto bueno. Debe haber algo bueno. Aunque encuentres que tus actos “no son puros,” que fueron motivados por pensamientos impropios o con segundas intenciones, al menos busca los aspectos positivos en las cosas que has hecho. Algún aspecto de tus actos debe haber sido positivo. Y de no serlo, ¡puedes al menos alegrarte de que eres un Judío! 


Y este punto bueno no puede tener ninguna falla pues fue obra de Hashem (Likutey Moharan I, 282). Reb Meir de Teplik estaba de visita en casa de Rabí Natán. Al ser interrogado respecto de cierta persona que vivía en Teplik, Reb Meir respondió de manera displicente, como diciendo que no había mucho que hablar respecto de ese hombre. Rabí Natán le dijo: “Si observas las cosas de manera negativa y con una mirada desfavorable, encontrarás fallas en todo el mundo. Piensa en la gente que vive en Teplik. 


Comienza con aquella persona que vive en las afueras de la ciudad. Si miras detenidamente, de seguro le encontrarás alguna falta. Luego continúa de casa en casa hasta que llegues a tu casa. ¿Eres tú el único buen Judío del pueblo ¿Yo? Yo tampoco soy muy recto,” se apuró en contestar Reb Meir. “Y si tú no lo eres, ¿quién entonces lo será?” preguntó Rabí Natán. Pero si miraras al mundo de manera favorable,” continuó, “encontrarías el bien hasta en la peor persona; y por supuesto en todos los demás” (Kojavey Or, pg. 75). 


El fracaso es uno de los principales motivos de la depresión en las personas. Un asunto de negocios falla, una relación que se está intentando no se concreta. “Otra vez fallé” es lo que usted vuelve a pensar. Un conflicto familiar lo preocupa; es una nimiedad, pero lo deja ansioso. A veces se despierta con la sensación que ese día todo le saldrá mal. Hay que tener cuidado. No es bueno permitir que un sentimiento de fracaso o inclusive de falta, se haga fuerte en usted. Pues de permitirlo, uno se vuelve pesimista y ésto llama a otros fracasos. ¿Y qué otra cosa puede hacer? Puede buscar un punto bueno. 


Recargarse con optimismo y un pensamiento positivo. ¡Usted tiene valiosas cualidades! ¡Usted puede lograrlo! Adoptar esta actitud lo ayudará a recuperarse de las caídas. Y llegará a triunfar inclusive en aquellas áreas donde las cosas andaban muy mal. El Rebe Najmán enfatizaba mucho este concepto. “Uno debe siempre buscar lo bueno…” repetía una y otra vez. Hay que ser optimistas, siempre. ¡Nunca desesperar, nunca dejarse caer! Cualquiera sea el bien que encuentre, guárdelo. Esto lo ayudará a descubrir su propia y única reserva de vitalidad. Al igual que todos los seres humanos, usted posee una fuerza interior increíble, una fuente casi inagotable de energía, parecida a una batería recargable, la que lo propulsa hacia adelante. ¿Y cómo se la enciende? ¿Cómo se hace para ponerla en marcha? 


Esto es lo que el Rebe Najmán viene a enseñamos: Comience buscando lo bueno. Concéntrese sólo en sus puntos buenos. ¡No desespere! Usted puede lograrlo. ¡Usted triunfará! 

Cierta vez el fuego arrasó una parte del pueblo de Breslov. Al pasar por el lugar Rabí Natán y sus seguidores observaron que uno de los desdichados propietarios, llorando amargamente, recorría los escombros de su destruida vivienda con la esperanza de encontrar algo, cualquier cosa, con lo cual volver a reconstruir su hogar. Reb Noson comentó: ¿Ven lo que está haciendo? Aunque su casa ha sido destruida, no abandona la esperanza. 

Este hombre intenta recuperar todo lo que le sea de utilidad para reconstruir su vivienda. Lo mismo vale en el plano de la espiritualidad. El Malvado lucha contra nosotros y trata de destruir toda la santidad que hayamos podido construir, haciendo que cometamos algo que va en contra de la voluntad de Hashem. Aun así, al caer y cuando parece que ya no hay solución, no debemos nunca abandonar la esperanza. Debemos tomar los pocos puntos buenos y juntarlos de en medio de los pecados. Esta es la manera de retornar a Hashem (Kojavey Or Pg.78). 


Enseña el Rebe Najmán: La persona debe verse reflejada en los versículos de los Salmos, e interpretarlos como si hablaran de ella misma. Debe observar las palabras como referidas a su persona y a su situación específica. En relación a ésto alguien preguntó al Rebe cómo era posible aplicar a sí mismo todos los versículos. Por ejemplo, ¿qué sucede con aquellos versículos donde el Rey David se alaba a sí mismo, como cuando dice: “Hashem, guarda mi alma porque soy piadoso?” (Salmos 86.2). 


El Rey David podía decir ésto sobre sí mismo, pero no había manera de que este hombre pudiese decir honestamente lo mismo de sí. El Rebe contestó: “La persona debe juzgarse siempre a sí misma de manera favorable. Esto le permite ser piadosa al menos en ese punto bueno. Esto podemos observarlo en nuestra liturgia diaria. Primero decimos ‘ ¿Quiénes somos nosotros? ¿Qué es nuestra vida? ¿Cuál es nuestra rectitud?’ Luego decimos: ‘Pero somos hijos de Avraham, ltzjak y laacov…’ De esta manera nos alabamos y encontramos algún punto bueno en nosotros. ¡Y ésto nos lleva a servir a Hashem (Likutey Moharan II, 125). 


Cierta vez, alguien se acercó al Rebe Najmán quejándose de la amargura de su vida. Este hombre quería acercarse a Hashem y corregir su camino, pero cada vez que lo intentaban las tentaciones se hacían más fuertes. Los días pasaron a ser semanas y las semanas pasaron a ser años, y el hombre aún no había podido lograr mejorar en sus devociones hacia Hashem. El Rebe trató de animarlo, pero fue en vano. El hombre continuaba quejándose de su suerte. 


Le dijo entonces el Rebe: “Dado que es todo ¡está claro que no hay nadie con quien yo pueda hablar!” El hombre reaccionó ante ésto: “¡Pero yo sí trato! Trato de cambiarme a mí mismo. ¡No soy totalmente malo!” Escuchando ésto, el Rebe le dijo: “¡Ajá! Ahora debes utilizar la lección de ¡AZAMRA! Utiliza tus puntos buenos para lograr inspirarte.” La intención del Rebe Najmán era que la persona misma dijese que no todo estaba perdido; que aún tenía deseos de cambiar su camino. Al sentirse distante de Hazme. el hombre comienza a pensar que nunca podrá lograrlo. 


Al desafiar a todos los hombres de la misma manera en que desafió a este hombre, el Rebe nos fuerza a reconocer que sí tenemos puntos buenos. Y una vez que ésto queda establecido, somos capaces de continuar hacia adelante (Tzaddik #569). Aconsejaron nuestros Sabios: “Cada persona debe decir: el mundo fue creado sólo para mí” (Sanhedrín 37a). ¿Qué significa ésto? Quiere decir que cada persona es importante y en especial usted. Es verdad. Usted está primero. El mundo fue creado para usted. 


Lo único que sucede, explica el Rebe Najmán, es que este privilegio conlleva una responsabilidad. Debido a que el mundo fue creado para mí, debo ocuparme de su rectificación. Yo soy responsable por el mundo (Likutey Moharan I, 5:1). Rabí Natán no sólo estudió las enseñanzas del Rebe Najmán, sino que también las vivió. Encontrar los puntos buenos es un tema que aparece una y otra vez a lo largo de sus discursos en el Likutey Halajot. Transformó la lección ¡AZAMRA! en una guía práctica para mejorar las relaciones con la familia, los amigos y los vecinos, y por supuesto con cualquiera que uno pudiera llegar a encontrar. 


Piense cómo la mayor parte de los conflictos en el hogar, que son la más común y más dañina forma del desacuerdo, serían eliminados de inmediato si sólo pudiéramos ver los puntos buenos y concentramos solamente en las cualidades positivas de nuestra esposa e hijos. El Rebe Najmán insistió: “¡Nunca desesperes!” (Likutey Moharan II, 78). 


No importa lo que haya sucedido, no importa cuánto se haya alejado, ¡nunca desespere! Agrega Rabí Natán: Siempre puedes encontrar maneras de retomar a Hashem. Si has comenzado, continúa. Y si no has comenzado a servir a Hashem, ¡comienza ahora! (Likutey Halajot, Masa uMatán 4:16). Rabí Natán reconoció nuestra necesidad de encontrar hitjazkut (apoyo y ánimo). 


Pero, así y todo, cada vez que habla sobre el apoyo que podernos obtener de los demás, inevitablemente apunta al apoyo que debemos conseguir de nosotros mismos. En última instancia, no importa cuánto apoyo podamos obtener de los demás (del Tzadik, nuestra familia, los amigos, etc.) todo se resume en cuánto nos preocupamos de nosotros mismos. Por lo tanto, escribe : Después de todo, si no eres tú el que se apiade de ti mismo, ¿quién lo hará? (Likutey Halajot, Netilat ladaim liSeuda 6:37). 


Y a ésto agrega Reb Noson: ¡Hasta una pequeña gota de bien nunca se pierde! ¡Nunca! Enseñan nuestros Sabios: “Si has buscado y encontrado, créelo” (Meguilá 6b). ¿Por qué “créelo”? Si lo he encontrado, entonces ya lo sé. ¿Qué importancia tiene el creerlo? Pero éste es el asunto. No importa cuánto uno busque lo bueno, siempre se puede llegar a pensar que aún no se ha logrado u obtenido nada. Puede ser que ahora se sienta más alejado de su objetivo de lo que estaba antes de comenzar. Es con ésto en mente que nuestros Sabios enseñaron específicamente: “¡créelo!” Cree que has encontrado algo bueno, ¡aunque no lo puedas ver! (Likutey Halajot, Birjat HaPeirot 5:1,2).


Así ilustra Reb Noson la manera en que podemos llegar a percibir ese bien y en el proceso descubrir que poseemos mucho más bien de lo que creíamos: Siempre que perdemos algo importante, algo que necesitamos con urgencia, nos dedicamos a buscarlo. Miramos por todos lados y finalmente lo encontramos. Sucede a menudo que en la búsqueda hallarnos otros objetos “perdidos,” cosas que habíamos “olvidado” y no recordábamos que poseíamos. 


Lo mismo sucede con la persona que busca sus verdaderos puntos buenos en el Judaísmo. En el transcurso de su búsqueda encontrará inevitablemente, dentro de sí, otros puntos “perdidos.” 

Y que son suyos solamente. Para su sorpresa verá que posee una gran cantidad de “pequeñas y buenas cualidades” (Likutey Halajot, Birjat HaPeirot 5:4). 

                                     PUNTO A PUNTO 


Cada uno de nosotros posee algún punto bueno que es único y propio. Respecto a esta cualidad o aspecto de su ser, usted es un “Tzadik.” Y lo mismo es verdad respecto de su amigo. En relación a su punto bueno, él es un “Tzadik.” Cada uno de ustedes es virtuoso y recto respecto de un atributo diferente. Hágase a la costumbre de hablar con un amigo, diariamente, sobre el servicio a Dios. De esta manera podrá recibir del punto bueno de su amigo, al tiempo que comparte el suyo con él (Likutey Moharan I, 34:4). Escribe Rabí Natán: La mejor manera de obtener conocimiento es iluminando los corazones de nuestros amigos Judíos con la fe y el conocimiento de que Hashem está aquí, esperando que volvamos a Él. Esto puede lograrse mediante la camaradería y la unidad, en la ayuda mutua para alcanzar la verdad (Likutey Halajot, Netilat ladaim LiSeuda 6:49). 


Aquél que quiera tener verdadera piedad de sí mismo y pensar en su objetivo último, debe comenzar cada día de nuevo, como si recién hubiera nacido. El día de hoy es todo lo que cuenta. Comience nuevamente. Desde el principio. Cada Judío, en tanto esté orgulloso de su Judeidad, de seguro que realiza al menos algunas mitzvot cada día. 


Oramos, estudiamos algo de Toráh, damos un poco de caridad, hacemos algún acto bueno; algunos más y otros menos pero todos realizamos algo valioso cada día. Es esencial comprender que el pasado se ha ido, que el futuro aún no ha sucedido y que el presente es en esencia todo lo que tenemos para trabajar. Hoy, el día de hoy, nunca existió y nunca volverá a existir. Como una nueva creación, nos da la oportunidad de comenzar otra vez. Si éste es el caso, entonces lo importante es recordar que: ¡HOY ES TODO LO QUE CUENTA! (Likutey Halajot, Kiriat HaToráh 6:17). 


Enseña el Rebe Najmán: La gente considera que el olvido es una falla. Yo lo considero una gran ventaja. Si la persona no olvidara, le seria imposible servir a Hashem. Recordar todas sus transgresiones le impediría levantar la cabeza [y comenzar nuevamente]. Pero con el olvido, la persona puede dejar el pasado y encarar el futuro [con esperanza] (Rabbi Nachman's Wisdom #26). 


Rabí Natán ilustra ésto con la siguiente ley: Durante la semana se lee en la sinagoga un pequeño pasaje correspondiente a la sección semanal de la Toráh que se leerá ese Shabat, de manera completa, en la sinagoga. Sin embargo, aunque ya se lo ha leído en la tarde del Shabat anterior y en la mañana del Lunes y del Jueves, no se lo deja de leer en la mañana del Shabat, cuando la porción entera de la Toráh debe ser leída del principio al fin. [Bien podríamos no incluir aquello leído durante la semana y comenzar desde donde dejamos el jueves en la mañana]. Esto ilustra la importancia de comenzar siempre de nuevo. 


La persona no debe mirar hacia su pasado. Cualquier cosa que haya pasado, buena o mala, ya no existe. Ahora es tiempo de encarar hacia adelante, olvidando todo lo que pudo haber sucedido. Comience nuevamente. Estudie Toráh, eleve sus plegarias con fervor, realice las mitzvot. El pasado se ha ido. Mire, con verdad, hacia el futuro (Likutey Halajot, Kiriat HaTora 6:17). 


Extracto de la Obra del Rebe: Cruzando el Puente Angosto

No hay comentarios:

Publicar un comentario