domingo, 15 de octubre de 2017

La Parashá del Rebe: Noaj



Bereshit (Genesis)6:9 Estas son las generaciones de Noaj:

Noaj era un tzadik, era perfecto en su generación. Noaj andaba con Hashem. Éstas son las generaciones de Noaj... Noaj andaba con Hashem La Torá se expresa como si Noaj hubiese fallecido (él “andaba con Hashem”), dejando detrás a su contemporáneos. 

Cuando el Tzadik fallece, no hay pérdida para él, porque es muy grande y respetado en el Mundo que Viene - allí, él “anda con Hashem”. Pero aquellos que quedan detrás sufren una gran pérdida (i.e., un “diluvio”) (Likutey Moharán II, 67)

 Noaj... Elohim NoaJ (נח) simboliza la paz, pues su nombre comparte la misma raíz que la palabra NaJ (נח, descanso). 
Elohim, el Santo Nombre de Hashem, hace referencia a los juicios. Noaj representa el Tzadik perfecto de cada generación que continuamente busca mitigar y endulzar los juicios de Hashem (Likutey Halajot VIII, p. 27a). 

 6:14 “Haz para ti un arca de madera de ciprés. 

Harás el arca con compartimientos y deberás cubrirla con brea por dentro y por fuera”. Haz para ti un arca Teivá (arca) también significa “palabra”. Las “aguas” del Diluvio hacen referencia al Mar de Sabiduría - i.e., la sabiduría de la Torá. 
La Torá requiere recipientes para que se la pueda captar. Aquellos que dañan el pacto y malgastan su simiente destruyen sus recipientes. Esto hizo que las aguas se transformasen en un Diluvio, dado que en ese tiempo no había dónde contener las aguas del Mar de Sabiduría. Por lo tanto, las aguas del diluvio se fortalecieron, elevándose y cubriendo toda la tierra. 

Noaj era un Tzadik capaz de traer la Torá para él mismo (Noaj estudiaba la Torá [Rashi sobre Génesis 7:2]). Por lo tanto su teivá, sus palabras de Torá, le sirvieron de protección frente a las aguas del diluvio que cubrieron al resto de la humanidad que había rechazado a Hashem. Aun así la teivá de Noaj no fue capaz de salvar a los otros. En contraste, Moisés también entró en un “arca” (cuando su madre lo colocó en el río siendo un infante) (Éxodo 2:3). Dado que Moisés estaba destinado a recibir la Torá y a hacerla descender para toda la humanidad, su teivá- sus palabras de Torá- fue suficientemente grande como para salvar a todos (Likutey Halajot I, p. 382). 

7:19 Las aguas se elevaron por sobre la tierra y fueron cubiertas todas las altas montañas que había bajo todo el cielo. Las aguas se elevaron... y fueron cubiertas todas las altas montañas El pecado de la Generación del Diluvio fue el onanismo (Nidá 13a). La historia del diluvio comienza con “El fin de toda carne ha llegado ante de Mí” (Génesis 6:13). Ese “fin de toda carne” hace referencia a la emisión en vano de semen. Este pecado es tan grave pues el alma creada por la emisión en vano carece de un cuerpo en el cual residir, similar a los demonios que tienen alma pero no cuerpo. Esto lleva a un comportamiento “demoníaco”. 

Sin un cuerpo, el alma no puede cumplir con las mitzvot; por lo tanto nunca puede alcanzar un estado de rectificación. También el pecado de Adán y Eva se describe en esos términos: “Ambos estaban desnudos” (Ibid., 2:25) - i.e., no tenían “vestimentas”, carecían de prendas con las cuales vestir sus almas. El daño del onanismo es tan grande que afecta también a la mente. “Las aguas se elevaron” - i.e., la simiente fue expelida. “Fueron cubiertas todas las altas montañas” - esto hace referencia al intelecto, el lugar más elevado del cuerpo. 

Dado que la persona consideró a la simiente como “externa”, por lo cual la emitió en vano, ésta ascendió hacia su mente embotándola con una materia externa que no es importante para su vida. Como resultado, sus pensamientos se fragmentan y no puede encontrar el consejo apropiado. (El Zohar enseña que la simiente se origina en la mente; así, la simiente emitida en vano equivale a una mente desperdiciada [Zohar Jadash 15a]). 

Para rectificar este pecado, es necesario trabajar en la Torá y generar nuevas interpretaciones de aquello que se estudia, aumentando así los escritos de la Torá. Las 600.000 letras de la Torá corresponden a las 600.000 almas de Israel. Al proveer de “nuevos cuerpos” para las letras de la Torá, se crean cuerpos paralelos para las almas correspondientes a esas letras, muchas de las cuales son almas desnudas creadas debido al onanismo. Así, está escrito, “De hacer muchos libros [de Torá] no hay fin (KeiTz)” (Eclesiastés 12:12) - pues esos libros rectifican el KeiTz kol basar(“el fin de toda carne”), el pecado de la emisión en vano (Likutey Halajot VI, p. 10-6a-12). 

En otra instancia el rabí Natán escribe que el hecho de financiar la impresión de libros de Torá también es considerado parte integral de la rectificación de este pecado (ver Likutey Halajot, Birkat HaShajar 5:33). Y por supuesto, la rectificación principal de esta transgresión es el Tikún HaKlalí, el Remedio General del Rebe Najmán, que implica el recitado de Diez Salmos, en este orden: 16, 32, 41, 42, 59, 77, 90, 105, 137, 150 (ver El Tikún del Rabí Najmán, publicado por el Breslov Research Institute)

8:16 “Sal del arca tú y tu mujer y tus hijos y las mujeres de tus hijos contigo”. 

 Sal del arca A Noaj se le tuvo que ordenar tanto entrar al arca como salir de ella, porque no estaba seguro de su capacidad para salvarse por medio de las plegarias y menos aún de salvar al mundo entero. Para poder salvarse, tuvo que ocultarse dentro del arca - es decir, “ocultarse” en un lugar de plegaria y de Torá. También tuvo que recibir la orden de dejar el arca, dado que no sabía qué debía hacer al salir de la casa de estudios. 

Es la voluntad de Hashem que vivamos en un mundo material donde debemos buscarla Divinidad. No podemos vivir siempre dentro de los confines del “arca”, envueltos en nuestras plegarias. Por lo tanto, pese a lo seguro del arca, debemos “salir” y experimentar los desafíos de la vida, las subidas y las bajadas (Likutey Halajot III p. 48a)

8:18 Y salió Noaj y con él sus hijos y su mujer y las mujeres de sus hijos. 

Noaj deja el arca Cuando Noaj dejó el arca y vio que el mundo estaba destruido, comenzó a orar. “¡Pastor tonto!”, le reprochó Hashem. “¿Por qué no oraste pidiendo misericordia por tu generación antes de que cayese el diluvio?”. Moisés, por otro lado, fue un verdadero pastor, pues él oró por su rebaño y hasta estuvo dispuesto a entregar su vida por él (Zohar I, 106a). 

El error de Noaj fue no conocer el valor y el poder de la plegaria. Se le ordenó construir un arca de proporciones específicas para asegurar la supervivencia de toda clase de criaturas y plantas del mundo. Teivá (arca) también significa “palabra”, pues el arca de Noaj puede ser construida por cualquier persona de acuerdo a la manera en que Le ore a Hashem. Así está escrito, “El arca se posó en el séptimo mes” (Génesis 8:4) - esto alude al mes de Tishrei y a las plegarias que ofrecemos en Iom Kipur. Es decir, el arca representa las plegarias y las súplicas ofrecidas en Iom Kipur (Likutey HalajotIII, p. 48a). 

8:22 “Mientras dure la tierra, siembra y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche no cesarán”. 

Siembra y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche Todo lo que existe dentro del tiempo y del espacio es esencialmente disímil. La siembra y la cosecha, el verano y el invierno, el día y la noche, todos representan disparidades en el tiempo. Los climas cálidos y los climas fríos reflejan disparidades en el espacio. Todas estas variaciones apuntan a la grandeza de Hashem, Quien utilizó un solo molde para crear cosas totalmente diferentes. 

La grandeza de Hashem se manifiesta cuando hay paz, algo que une todas las diferencias. La Torá trae paz porque une el cuerpo con el alma y el tiempo y el espacio con los niveles que trascienden el tiempo y el espacio (verLikutey Halajot II, p. 168a). 

9:2 “Y sea el temor y el pavor de ustedes sobre todo animal de la tierra y sobre toda ave del cielo y sobre todo lo que se arrastra sobre el suelo y sobre todos los peces del mar: en sus manos han sido entregados”. 

Y sea el temor y el pavor de ustedes sobre todas las criaturas Cuando la persona posee la “imagen de Hashem”, las otras criaturas le temen. Sin embargo, cuando monta en cólera, la “imagen de Hashem” la abandona (Likutey Moharán I, 57:6).

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