lunes, 13 de noviembre de 2017

La Parashá del Rebe: Toldot



Bereshit 25:19 Y éstas son las generaciones de Itzjak, hijo de Abraham: Abraham engendró a Itzjak. 

 Abraham engendró a Itzjak Aunque está escrito, “Itzjak, el hijo de Abraham”, fue necesario afirmar que “Abraham engendró a Itzjak” porque los cínicos de esa generación decían que Sara había concebido de Avimelej. Ella había estado junto a Abraham por muchos años y no había podido concebir de él. 

Por lo tanto Hashem hizo que los rasgos faciales de Itzjak fueran similares a los de Abraham para que todos admitiesen que “Abraham engendró a Itzjak” (Rashi). 

 La sefirá de Jesed precede a la sefirá de Guevurá. Cuando los actos de bondad (jesed) de la persona son puros, entonces los juicios (guevurot) que pueden surgir posteriormente son santos y sirven para dirigirla hacia Hashem. Pero si sus actos de bondad son impuros, entonces los juicios que siguen son también defectuosos, trayendo el sufrimiento que la aleja de Hashem. 

Abraham representa la sefirá de Jesed e Itzjak lasefirá de Guevurá. Un Jesed santo y puro lleva a una Guevurá santa y pura. Debido a que Abraham era una fuente santa, también Itzjak, fue santo e incluso se sacrificó completamente en aras de Hashem. Esto no podría haber sucedido si Itzjak hubiera provenido de una fuente corrupta como Avimelej (Likutey Moharán I, 74). 

 25:27 Crecieron los jóvenes y Esaú se hizo diestro en la caza, hombre de los campos; pero Iaacov era un hombre completo, que habitaba en las tiendas. 

 Iaacov era un hombre completo, que habitaba en las tiendas Yo soy Hashem, tu Señor, desde la Tierra de Egipto; llegará un tiempo en que haré que habites en tiendas como en los días de antaño (Hoshea 2:10). Como en los días de Iaacov, cuando estudiaba en las tiendas de Shem y de Ever (Rashi, loc. cit.). 

 Antes de la Entrega de la Torá, los Patriarcas y otras personas rectas se reunían en tiendas de estudio donde la fe era el tema principal - cómo lograrla y cómo revelársela al mundo. 
Como prueba de esto se nos enseña que en épocas Talmúdicas, la versión del Tratado Avodá Zará (que trata sobre la idolatría) tenía 400 capítulos, comparado con la edición de nuestros días que sólo tiene cinco (Avodá Zará 14b), pues los antiguos habían desarrollado enseñanzas amplias y profundas sobre la difusión de la fe. 

Esas casas de estudio florecerán nuevamente en el Futuro, en la época del Mashíaj (Likutey Halajot VIII, p. 94a). Iaacov era un hombre completo “Iaacov” alude al intelecto y a la sabiduría. Se dice de aquel que busca la verdadera sabiduría -el conocimiento de lo Divino- que es tamim (pleno y completo) (Likutey Moharán I:final). 

25:31 Iaacov dijo, “Véndeme antes la primogenitura”. 

 Iaacov, Esaú y la primogenitura 

Uno debe siempre buscar la sabiduría oculta en cada cosa para encontrar allí la Divinidad. Esto constituye la verdadera sabiduría, que se compara con la luz del día - una luz que ilumina el sendero de la persona para que pueda saber por dónde caminar. 
Como afirma el versículo: “La sabiduría ilumina el rostro del hombre” (Eclesiastés 8:1). 

En verdad, “La sabiduría da vida” (Ibid., 7:12). 
Aquel que no buscala Divinidad en cada cosa cierra su mente a la sabiduría y a la vida. Y en esto consiste la principal batalla entre la buena y la mala inclinación de la persona. Esta idea se refleja en la batalla de Iaacov y de Esaú por el derecho a la primogenitura. 

La primogenitura se entiende generalmente como el “primer nacido”, que connota sabiduría, como en el versículo “Lo primero es la sabiduría” (Salmos 111:10). 

El nombre IaAKoV (יעקב) también connota sabiduría, como en la frase vaIaKVeni (ויעקבני, “él me superó en inteligencia”) (Génesis 27:36). 

Iaacov buscó la primogenitura de la sabiduría y así pasó su vida en las “tiendas de estudio” (Rashi sobre Génesis 25:27). 
Esaú, por otro lado, buscaba la gratificación material y despreciaba la primogenitura de la sabiduría y el conocimiento de Hashem. Cuando buscamos la raíz espiritual en cada cosa y estudiamos la Torá, como hizo Iaacov, nos acercamos a Hashem (Likutey Moharán I, 1:2). 

 27:22 Iaacov se acercó a su padre Itzjak, el cual lo palpó. Y dijo: “La voz es la voz de Iaacov, pero las manos son las manos de Esaú”. 

 La voz es la voz de Iaacov, pero las manos son las manos de Esaú Existe una plegaria de compasión y de súplica y una plegaria que es demandante y que fuerza un tema ante Hashem. 

 Itzjak sabía que Iaacov era un hombre de compasión y de verdad, que siempre Le pedía compasión a Hashem. Itzjak también sabía que Esaú era un malvado, una persona demandante que utilizaba la fuerza para obtener lo que deseaba. Itzjak quería que Esaú se arrepintiese por lo que trató de acercarlo. Al bendecir a Esaú con la riqueza material, Itzjak sentía que Esaú se volvería una mejor persona. Pero Rebeca conocía la profundidad de la maldad de Esaú. Ella sabía que Esaú pecaría mucho más si tenía riquezas. 

De modo que instruyó a Iaacov para que tomase las bendiciones para sí. Cuando Iaacov se presentó ante su padre e Itzjak oyó su voz, supo cuál de sus hijos estaba delante de él. Así, Itzjak hizo notar, “La voz es la voz de Iaacov” - aquel que es recto, aquel que ora, aquel que siempre despierta la compasión de Hashem. “Pero las manos son las manos de Esaú” - pues comprendió que Iaacov se había presentado con las “vestimentas” de Esaú, en la posición de demandar las bendiciones. 

 Más aún, Itzjak comprendió a partir de ese ardid que Iaacov realmente merecía las bendiciones. Comprendió que para que los rectos pudieran existir, debían subyugar a “Esaú” -el ámbito del Otro Lado- adoptando su método de demandar y de forzar un tema. Aunque los Tzadikim tienen que orar ante Hashem con súplicas, hay veces en que deben demandar una respuesta de Hashem - porque con esas plegarias están intentando anular el mal y extraer en definitiva las bendiciones del Otro Lado, haciéndolas volver a su lugar apropiado en el ámbito de la santidad (Likutey Halajot IV, p. 20a).

No hay comentarios:

Publicar un comentario